Lo que la vida me enseño y aprendí.
A pesar de que tengo 30 años, algo me enseño la vida en este tiempo.
En primer lugar, ningún extremo es bueno, y en si de existir ambos, debe encontrarse un equilibrio. Cuando existen estos extremos límite, en lugar de decidir cual es el correcto se debe buscar la forma de que ambos extremos se combinen y se transformen en algo positivo. La energía se transforma y se modifica constantemente, si algo no encuentra equilibrio debe buscarse al menos una manera de que se logre conformar al común de la gente. Voy a explayarme mejor: hace un tiempo fallecio el oso polar del zoológico de Buenos Aires durante las fiestas de fin de año. Esto provoco que un montón de personas solicitarán el cierre de dicha institución. Estoy totalmente de acuerdo que los zoológicos no deberían existir más, pero de ahí al hecho de cerrarlos definitivamente me pareció muy extremista, teniendo en cuenta que habría que ver que se hacía con los animales. Además el zoológico esta haciendo un muy buen trabajo con el rescate y conservación del Condor. Si el zoológico cerrará habría que ver si el Gobierno de la Ciudad puede mantener a los animales, de lo contrario ¿Cómo se sostendría la atención de estas especies?. Por esto sostengo que lo ideal es ir transformando ese espacio a un fin de conservación y restructurandolo para ser apto a la sociedad SIN ANIMALES.
Nuestras palabras tienen peso, y el modo en que las conjugamos en oraciones determina nuestro accionar. Por eso creo que se debe mantener una actitud transformista y no de extremista.
Otra enseñanza de la vida fue darme cuenta que lo que me define como persona es la " vocación de servicio". Con esto me refiero a la ayuda al prójimo pero sin llegar al extremo de santificarme. Cuando estaba en cuarto grado mi mamá por motivos laborales viajo a Salta y Jujuy. Ese viaje tenía como fin evaluar las situaciones sanitarias de una población respecto al cólera, y educar a la gente sobre las medidas de prevención. Cuando ella volvió de ese viaje descubrí que la gente de ese pueblo se enfermaba, no por ignorancia, sino por falta de intervención del Estado. Sentí que recibí un baldazo de agua fría. Mientras en el manual de Ciencias Sociales explicaba como el Estado protege a sus ciudadanos, la realidad era otra y mas cruda.
Con el tiempo descubrí que mi vocación no era un carrera universitaria. Sino mas que nada una actitud ante la vida misma.
De a poco me di cuenta que los cambios los hace uno y puse manos a la obra, así fue como empecé a colaborar en distintos grupos de ong. Y fue que me descubrí como persona.
Solo aclaró estas dos lecciones porque en este momento son las mas presentes en mi vida.
Obviamente hay mas (la vida es una excelente maestra y escuela) pero no creo necesario explicarlas acá.
Saludos
Bárbara
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